Vivimos rodeados de edificios, con un estilo de vida sedentario, y trabajamos principalmente gran parte de nuestro tiempo en espacios cerrados, con estrés, y únicamente desarrollamos la parte cognitiva, e intelectual.
El tiempo que pasamos en la naturaleza es mínimo. Muchos autores hablan del Déficit de Naturaleza y otros problemas de salud vinculados a esta desconexión
Los problemas de salud asociados al llamado Trastorno por Déficit de Naturaleza corroboran la necesidad y los beneficios que los espacios naturales nos aportan.
Son muchos los estudios que han comprobado el efecto beneficioso que tiene pasear, hacer deporte o estar en simple contacto con la naturaleza de forma regular para la salud de niños y adultos. Según los científicos pasear una vez a la semana durante 15 minutos por estos bosques baja nuestra presión arterial… y eso significa menos estrés y ansiedad.
Pero estos no son los únicos beneficios. También mejora…
- Nuestro sistema respiratorio.
- Fortalece nuestros músculos.
- Relaja la mente.
- Ayuda a concentrarnos mejor.
- Disminuye el cortisol.
- Baja la tensión arterial.
- Un buen protector del corazón.
- Fortalece el sistema inmunitario.
- Mejora los trastornos del sueño.
- En Japón hace más de tres décadas que los médicos prescriben caminar por los bosques para combatir la depresión. Ahora los científicos estudian sus beneficios para tratar el alzheimer y a los niños con autismo.
- Cristina Lombardía (psiquiatra infanto-juvenil): «Es muy sano para ayudarles a autorregular alteraciones sensoriales que son foco de estrés para ellos».
Así que ahora tenemos un motivo más para preservar los bosques y que éstos se conviertan en la mejor medicina.